sábado, 13 de noviembre de 2010

Idi Amin, "El carnicero de Kampala"


Nacido en 1925 en lo que hoy es Uganda, Idi Amin fue un hombre de grandes dimensiones físicas y dotado de una extraordinaria fuerza, que le permitió ganar en varias ocasiones el campeonato de boxeo de su país en la categoría de pesos pesados. Sin embargo, no cursó estudios y era prácticamente analfabeto cuando a los 20 años se enroló en el Ejército británico, en el que prestó servicios en el Cuarto Regimiento de Fusileros Reales de Africa. Luego ejerció de policía en Kenia durante un tiempo, hasta que, al proclamarse la independencia de Uganda en 1962, se trasladó a ese país, donde ingresó en el Ejército. En 1964 alcanzó el grado de coronel y dos años más tarde fue nombrado jefe adjunto de las Fuerzas Armadas Ugandesas. A mediados de 1966, ya al frente del Ejército, Idi Amin colaboró con el entonces primer ministro, Milton Obote, en la caída del rey Mutesa II y participó en el asalto, saqueo y quema del Palacio de Kampala.

La cruenta intervención armada se cobró la vida a 15.000 personas de la etnia buganda, uno de los cuatro reinos en torno a los que se había articulado el naciente país. El primer ministro Obote asumió todos los poderes, derogó la Constitución existente y, para imponer su régimen, se apoyó en Idi Amín, a quien en 1967 ascendió a general de brigada y le entregó el mando de los tres Ejércitos. Un año más tarde, Amin fue designado comandante en jefe del Ejército ugandés, pero, poco después, Obote comenzó a desconfiar de él y a temer que le expulsara del poder, lo que sucedió el 25 de enero de 1971, cuando Amin aprovechó la ausencia de Obote, quien estaba en Singapur, para dar un cruento golpe de Estado con el que inauguró un régimen de terror y excentricidades.

Temeroso de que los colectivos extranjeros pudieran preparar alguna maniobra en su contra, Idi Amin expulsó a más de 90.000 asiáticos y británicos que residían en Uganda, lo que llevó a la ruina a ese próspero país, ya que ambos grupos estaban dedicados mayoritariamente al comercio y eran su motor empresarial. También expulsó a los estadounidenses y a los técnicos soviéticos que trabajan en el país, pero su miedo no se aplacó y se hizo rodear de un cuerpo de 23.000 guardaespaldas, al tiempo que potenció su Ejército con la ayuda de Libia y Sudán. La persecución y represión de la oposición fue brutal y los métodos de su policía político-militar, de la que se dijo que fue entrenada por agentes de los servicios secretos rusos (KGB), se hicieron célebres por su crueldad más allá de las fronteras de Uganda. La Comisión Internacional de Juristas cifró inicialmente el número de ejecuciones en 200.000 y Amnistía Internacional en 300.000, aunque estudios posteriores elevan esa cifra hasta prácticamente el medio millón de personas. Esas atrocidades hicieron que el Tribunal de Justicia de La Haya le acusara de genocidio.

Idi Amin ordenaba además la retransmisión televisada en directo de la decapitación de sus oponentes y se sospecha que llegó a devorar las vísceras y otras partes del cuerpo de algunos de ellos. A finales de la década de 1970 la situación del país, aislado económicamente por la cancelación de crédito del Reino Unido y de las ayudas de la Comunidad Económica Europea, era insostenible. El 11 de abril de 1979, el frente Liberación Nacional de Uganda, formado por 18 grupos de exiliados y apoyado militarmente por las tropas de Tanzania, en aquel entonces gobernada por Julius Nyerere, logró derrocar a Idi Amin. Sin embargo, el dictador no pagó sus crímenes, ya que logró refugio, primero en Libia y luego en Arabia Saudí, desde donde hizo algún intento por regresar a Uganda, lo que no le fue permitido.

Adepto a la oniromancia y de religión musulmana, Idi Amin tuvo seis esposas y más de treinta hijos. "El carnicero de Kampala" también fue famoso por otras excentricidades, como hacer visitas sorpresa a la Reina de Inglaterra, proclamarse "último rey de Escocia" o "conquistador del Imperio Británico".

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